En octubre del 2018, el Presidente Russell M. Nelson dijo:
“Como Santos de los Últimos Días, nos hemos acostumbrado a pensar en ‘iglesia’ como algo que ocurre en nuestros centros de reuniones, respaldado por lo que ocurre en el hogar. Necesitamos un ajuste a este modelo. Ha llegado la hora de una Iglesia centrada en el hogar, respaldada por lo que se lleva a cabo dentro de los edificios de nuestros barrios, ramas y estacas”
Asimismo, como parte de la labor constante de ayudar a los Santos de los Últimos Días a “aprender la doctrina, fortalecer la fe y fomentar una mayor adoración personal”, el presidente Nelson anunció algunos ajustes a fin de contribuir a equilibrar y asociar la manera singular y esencial en que los miembros adoran, aprenden y viven el evangelio del Salvador tanto en la Iglesia como en el hogar.
El programa de estudio en el hogar "Ven sígueme" permitió llevar a la Iglesia a nuestro hogar. Tambíen se nos ha pedido planificar en consejo la mejor manera de estudiar el evangelio en familia. El élder M. Russell Ballard enseñó: “Ese es el milagro de los consejos de la Iglesia: que nos escuchamos mutuamente y escuchamos al Espíritu. Cuando nos apoyamos unos a otros en los consejos de la Iglesia”
Cuando Jesucristo visitó a los nefitas en las Américas, Él ministró a los niños, “uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos… y habló a la multitud, y les dijo: Mirad a vuestros pequeñitos… y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego; y bajaron y cercaron a aquellos pequeñitos, y… les ministraron” (3 Nefi 17:21‒24).
En el proceso de estudiar el evangelio en casa, no estamos solos. Al igual que los ángeles ministraron a los niños y jóvenes en las Américas, los líderes y los maestros tienen la sagrada responsabilidad de ministrar a los hijos de Dios individualmente y en grupo en la actualidad.
Usando diversas herramientas tecnológicas, los diferentes barrios de la Iglesia, realizan videoconferencias para que los niños y jovenes puedan seguir siendo instruidos y a su vez sintiéndose queridos y amados entre ellos.
La alegria de compartir clases y escrituras brinda a los miembros toda la fortaleza y aliento para enfrentar la situación actual. Ellos no estan solos, siempre tendrán la compañia de sus amigos y maestras de la iglesia para apoyarse y ayudarse mutuamente a fortalecer su fe en Cristo y mejorar su relación personal con Él.