Nota de prensa

Mirando o viendo

Aprender a no juzgar por las apariencias

¿Pueden nuestros ojos ser engañados? En realidad sucede todos los días. Lo que parece una hoja a veces resulta ser un insecto bien camuflado. Una sombra en la pared puede hacer que una rama de árbol inofensiva parezca algo mucho más amenazante. Y los objetos en un espejo retrovisor a menudo están más cerca de lo que parecen.

Esos son generalmente errores inofensivos. Pero, ¿qué pasa con nuestras percepciones cuando miramos a una persona? Podríamos pensar que podemos discernir fácilmente la inteligencia, el carácter moral y las habilidades de una persona. ¿Pero no nos están engañando nuestros ojos?

Una periodista cubría la historia de un comedor de beneficencia que servía a las personas sin hogar. Ella eligió a un cliente para entrevistar, una mujer de mediana edad, y le preguntó qué pensaba de la instalación. La mujer hizo un análisis detallado y articulado y expresó su gratitud, aturdiendo a la periodista con su aplomo y confianza. Fue una lección aprendida para no juzgar a alguien por las apariencias.

 

Entonces, la pregunta no es lo que se mira, sino lo que se ve. Cuando ve una hermosa pintura, está viendo pinceladas, colores y líneas. Pero que no ve? Eso depende de si permite o no la obra de arte entrar en su corazón, para enseñarle, para conmoverle, para inspirarle. Cada pintura es más que solo pintura.

Podríamos pensar que podemos discernir fácilmente la inteligencia, el carácter moral y las habilidades de una persona. ¿Pero no nos están engañando nuestros ojos?.

Y lo mismo es cierto para cada persona. Cuando conocemos a alguien, ¿miramos más allá de la apariencia externa para ver el alma dentro?

Todos hemos sido mal juzgados y etiquetados en base a nada más que una primera impresión apresurada. Lamentablemente, a veces incluso nos juzgamos mal; el auto juicio es a menudo el tipo más duro de todos. Y hemos sido testigos de cómo las generalizaciones radicales basadas en la cultura, la política o la religión pueden evitar que veamos que tenemos más en común entre nosotros de lo que parece.

No deje que sus ojos, o sus prejuicios, le engañen. Si estamos dispuestos a ver más allá de lo superficial y valorando de corazón a aquellos que conocemos, nos daremos cuenta de que cada ser humano que conocemos es uno de los preciosos hijos de Dios. Esa es la diferencia entre mirar y ver.

Fuente: Traducción de Música y Palabras de Inspiración

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