La terapia de contactar a un extraño

De niños, se nos dice: "No hables con extraños". Ese es un consejo de seguridad importante durante la infancia. Pero como adultos, interactuar con personas que no conocemos es una parte normal de la vida. De hecho, dependiendo de las circunstancias, puede haber algunos beneficios valiosos al hablar con extraños.

Un columnista de relaciones del Wall Street Journal señaló recientemente que “a veces un extraño, no un amigo o un ser querido, puede mejorar significativamente nuestro día. Un encuentro agradable con alguien que no conocemos, incluso uno no verbal, puede calmarnos cuando no hay nadie más cerca. Puede sacarnos de nuestras preocupaciones, ser un estimulador del estado de ánimo, y ayudar a ampliar nuestra perspectiva”. Luego, citó un estudio de investigación que pedía a los participantes que hablaran con al menos un extraño por día durante cinco días; El 99 por ciento informó que encontraron la experiencia agradablemente sorprendente, y la mayoría dijo que aprendió algo de los extraños.

Y, sin embargo, dudamos en comunicarnos con personas que no conocemos. Tal vez tengamos miedo de no ser bien recibidos, de que podamos decir algo tonto o de que no seamos lo suficientemente interesantes. O tal vez sentimos que no tenemos la energía o el tiempo para ello. Simplemente, permanecer cómodamente en nuestro propio mundo parece más fácil. Pero aquellos que intentan conectarse con extraños generalmente se alegran de haberlo hecho.

Una mujer que se sentía deprimida en su 48 cumpleaños decidió animarse escribiendo 48 cartas a 48 extraños en 48 horas. Pidió a amigos y familiares los nombres de personas que estaban tristes o solas, y les escribió a cada una de ellas una nota anónima. Estaba sorprendida de cuánto amor y compasión podía sentir por las personas que nunca había conocido.

Así que no te preocupes si no tienes habilidad para conversar. Conectarse con otra persona tiene más que ver con el cuidado que con la competencia. Solo tenemos que ser un poco valientes, interesados ​​y abiertos a los demás. Ya sea en un salón de clases, en un autobús o avión, o en el pasillo de una tienda, podemos tomarnos un momento para conectarnos con alguien. Y a veces, esos encuentros breves pueden mejorar nuestro día de maneras inesperadas.