Nota de prensa

Conferencia General: La labor de las mujeres en la Restauración

La hermana Joy D. Jones, presidenta general de la Primaria, exhortó a todas las hermanas a buscar continuamente revelación personal y a que reconozcan y atesoren el acceso que tienen al poder del sacerdocio al honrar fielmente sus convenios.

Hace 178 años, cuando la Iglesia estaba estableciendo sus primeros cimientos, el presidente José Smith aconsejó a las hermanas a “vivir a la altura de sus privilegios”. El pasado fin de semana, la hermana Jones extendió esta admonición con una nueva y sagrada invitación: “Hermanas, nos toca a nosotras. Tenemos una comisión divina del Señor y nuestras contribuciones fieles y singulares son esenciales”.

“El ser una mujer justa durante estas finales etapas de la tierra, antes de la Segunda Venida de nuestro Salvador, es un llamamiento especialmente noble”, indicó el presidente Spencer W. Kimball durante su ministerio. Para la hermana Jones, “la fortaleza e influencia de una mujer justa, hoy, puede ser diez veces superior a lo que serían en tiempos más tranquilos”.

 

“Hoy, suplico a mis hermanas de la Iglesia a que den un paso al frente. Como nunca antes, ocupen sus puestos en el hogar, la comunidad y en el reino de Dios más que le corresponden y que son necesarios”, declaró con energía la hermana Jones, quien sirve como presidenta general de la Primaria desde al año 2016. Ella recordó, además, un momento aleccionador que vivió con el presidente Nelson y un grupo de niños, donde el profeta respondió a la pregunta de una pequeña niña sobre si es difícil ser profeta:

“Todo lo que tenga que ver con ser más como el Salvador es difícil (…) El Señor ama el esfuerzo, porque el esfuerzo brinda recompensas que no pueden recibirse sin él”.

De esta experiencia, la hermana Jones reflexionó sobre nuestra vida en la tierra y los esfuerzos y el trabajo arduo que se requieren para obtener el galardón eterno que el Señor nos promete: “Nosotros seguimos practicando y siempre estaremos progresando en tanto nos esforcemos por seguir al Señor. Él no espera la perfección hoy. Nosotros seguimos escalando nuestro propio monte Sinaí”.

En conmemoración de los 200 años de la Primera Visión, la presidenta general de la Primaria extrajo algunos principios de verdad que vivió el profeta José Smith acerca de cómo podemos encontrar dirección en nuestras propias funciones que el Padre Celestial confía en que cumplamos:

“Trabajamos en condiciones difíciles. Acudimos a las Escrituras a fin de recibir sabiduría para actuar, demostramos nuestra fe y confianza en Dios. Nos esforzamos continuamente con todo el aliento para rogar a Dios que nos ayude a frustrar la influencia del adversario. Elevamos a Dios los deseos de nuestro corazón. Nos centramos en que su luz guíe las decisiones de nuestra vida y que descanse sobre nosotros al acudir a Él”.

Gracias a la Restauración iniciada por José Smith, la cual continúa en estos últimos días, la hermana Jones recalcó que también se restauró el conocimiento de que tenemos potencial divino y valor eterno. Entonces, para llegar a ser como Él, ella considera que nuestro Padre Celestial espera que obtengamos sagrada e individual revelación de su parte.

Así como el Señor instruyó a Emma Smith a que recibiera el Espíritu Santo, aprendiera mucho, desechara las cosas de este mundo y buscara las de un mundo mejor, y que se adhiriese a sus convenios con Dios, la hermana Jones recordó a cada hermana la fundamental necesidad de aprender bajo la guía  y el discernimiento del Espíritu en nuestro progreso terrenal y camino de regreso a Su presencia:

“Las mujeres tienen muchas responsabilidades, pero es imposible e innecesario cumplir con todas al mismo tiempo. El Espíritu nos ayuda a determinar en qué tarea hemos de centrarnos hoy. La amorosa influencia del Señor mediante el Espíritu Santo nos ayuda a conocer su prioridad para nuestro progreso. Prestar atención a la revelación personal nos conduce al progreso personal. Escuchamos y actuamos”.

“Nuestra función continua es recibir revelación continua. A medida que alcancemos un mejor grado de destreza para hacerlo, podremos recibir más poder en nuestras funciones individuales de ministrar y efectuar la obra de salvación y exaltación para, verdaderamente, desechar las cosas de este mundo y buscar las de un mundo mejor. Entonces, podremos inspirar con más eficacia a la nueva generación al hacer lo mismo”.

Por último, la hermana Jones exhortó con firmeza y ternura a cada mujer Santo de los Últimos Días a reconocer el acceso al poder Dios que tienen al cumplir los convenios que han hecho con Dios y al participar dignamente de las ordenanzas del sacerdocio: “Hoy admito, en lo personal, que como mujer no siempre había entendido en mi vida que yo tenía acceso, mediante mis convenios, al poder del sacerdocio. Hermanas, ruego que reconozcamos y atesoremos el poder del sacerdocio al adherirnos a nuestros convenios, abrazar las verdades de las Escrituras y dar oído a las palabras de los profetas vivientes”.

La presidenta general de la Primaria dio fin a su discurso recordándonos cuál es nuestra misión principal en esta época tan fundamental en preparación para la Segunda Venida de nuestro Salvador: “De todas las responsabilidades continuas en la labor de las mujeres y para todos nosotros en la Restauración, ¿cuál es la responsabilidad primordial? Testifico que es escucharlo a Él, seguirlo a Él, confiar en Él, y llegar a ser una extensión de Su amor”.

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